jueves, enero 19, 2006

El diario de vida


"Lo mío no es desidia, es urano" me dijeron por mail una vez. La razón: una ausencia. Lo mío no es desidia ni urano, es sólo que, de un día para otro, no supe qué escribir. Lo curioso es que tema no faltaba, ese nunca es el problema, pero no sabía cómo ni de qué hablar y preferí no decir nada... pero hoy tuve el impulso de escribir alguna cosilla nuevamente, impulso que debemos en gran parte a MIK.
Ella es una amiga que merece un post completo, pero a modo de sinopsis diré que es de esas personas que parecen sacadas de una película o de un libro. Es como de otra época, hace fiestas en las plazas, sale a andar en bicicleta con espíritu de bicicleta con canastito, pinta peras que le quedan preciosas y forra libros y cuadernos con una prolijidad que a la señorita que escribe la sorprenden. MIK está siempre inventando proyectos o anotando cosas que podrían convertirse en realidad: talleres de cuentos, bibliotecas, un colegio... siempre ideando algo...
En fin, después de haber estado unos días conversando con ella, me dieron ganas de seguir con esto del blog. Además me dio la dirección de un blog epistolar, como una versión moderna de las novelas epistolares (para los curiosillos www.corazoncarta.blogspot.com). Las dueñas de ese blog son la propia MIK y Wien. Ambas fueron en algún momento compañeras mías en la universidad, y ahora, en honor a ellas, va mi propia versión de lo que es un diario de vida.
Como Wien, yo también mantengo un diario de vida, aunque de diario tiene poco... El primero que tuve -de frutillita, con candado y llave- me lo regalaron antes de aprender a escribir. Ensayé mi nombre y el de mis hermanos en las primeras páginas, con una letra segura y enorme. En esa época tenía lo que los psicopedagogos llaman "escritura espejo", que no es más que escribir al revés, por lo tanto en vez de escribir Señorita, escribía Atiroñes. Luego hubo muchos más diarios y pasamos de los rosados con corazones y llave, a unas versiones medio artesanales, que marcan el inicio de mi adolescencia, luego uno de Frida Kahlo en el medio de mi pubertad, para después alcanzar un estilo en esto del diario de vida y ser la orgullosa dueña de unos cuadernos preciosos, que me hizo mi hermana. El de ahora es verde y tiene mostacillas bordadas, fue un regalo de cumpleaños de uno de mis hermanos y mi cuñada.
No soy muy rigurosa para escribir, a veces escribo mucho y hay meses en los que no anoto ni una sola letra. Contrario a lo que pensé cuando me fui a Buenos Aires, durante el 2005 escribí cuatro páginas (yo pensé que el estar sola allá y todo lo que significaba partir, me tendría pegada a mi cuaderno... pero una vez más lo planeado resultó ser exactamente lo contrario a la realidad...): dos cuando llegué y dos en agosto a raíz de un corazón.
Pero como la necesidad de ir documentando -como dice Wein "para no olvidar"- la vida, es superior al desgano de escribir en el cuaderno verde, el 2005 fue el año del collage. Diez cajitas de madera, pintadas de naranjo, fueron el marco perfecto para guardar crípticamente lo que fue mi año en Buenos Aires. Ahí, entre boletos de metro, entradas al cine, lentejuelas y corazones, están los meses que pasé en la capital trasandina. En esas cajitas y detrás de tanto papelito pegado está todo y sé que el código utilizado en un tiempo más no podrá ser decodificado y olvidaré el significado de tanta lentejuela y de tanta cosita pegoteada y me quedaré sólo con las películas vistas y la cantidad de viajes en metro, pero bueno... lo importante siempre flotará en algún rincón de la memoria...
Ahora que estoy acá he vuelto a escribir, ya queda poco del cuaderno verde y dejé el candidato posterior en Baires: una moleskin negra, regalo de mi madre. Si verde y bordado se me acaba en estas tierras, seguirá un cuadernillo café, tipo cuaderno de posguerra (remitiéndonos a mi amplio imaginario de posguerra, que es un concepto de estilo para mí), moleskin también. En este caso, regalo de mi hermana.
Al final, cualquier cosa que hagamos es una especie de diario de vida. Me imagino que quien se tatúa el cuerpo tiene allí una especie de diario, alguno que pinte tambièn irá dejando su bitácora en sus dibujos, los que hacen jardines o sacan fotos o escriben cartas regularmente, lo mismo. Es decir, los diarios de vida pueden ser de los más diversos tipos, incluso virtuales y públicos, como los blogs.

viernes, diciembre 09, 2005

Voy y vuelvo


A veinte días (aproximados) del fin de año, es inevitable ponerse a hacer una revisión.
Ha sido un año importante, rápido, lleno de cosas y ya le queda poco. Ahora viene la incertidumbre de siempre, de qué pasará en la siguiente vuelta al sol.
A medida que desarmo mi casa, con una lentitud iconmprensible, se me desarman un poco todas las cosas. Me siento como en ninguna parte, es como estar parada en la mitad de la cordillera: ¿estoy en Chile o en Argentina?, ni ahí ni acá. Quiero estar acá estos diez días que quedan, pero ya en algo me fui y esta especie de limbo en el que estoy no me tiene muy cómoda.
¿Y qué hacemos con lo otro? me preguntan desde adentro, y... qué vamos a hacer, lo de siempre, esperar hasta el final, que para eso soy experta. El juego es el mismo desde el principio, no me voy a salir ahora no? no, no tendría sentido...
Qué raro no? yo siempre fui la que se quedaba, y ahora soy la que me voy.
Me voy y vuelvo. El corazón en la mitad.

jueves, diciembre 08, 2005

Domingo anticipado


Los feriados siempre tienen algo de domingo, sobre todo cuando están nublados y lentos.
Hay poca gente en la calle, y la que hay parece que tiene claridad absoluta del rumbo que lleva. Yo en cambio estoy indecisa, o me pongo a estudiar, o empiezo a guardar mi casa en cajas, o me voy a leer a alguna parte, o vería una película...
Todavía no sé, me voy a pintar las uñas de los pies y ahí decido.

Serie Ellas III


Las conocí a mediados de los ochenta. En ese tiempo éramos del mismo porte las tres. Ellas tienen nombre de flor: Camelia y Rosa se llaman y son tan tan lindas como esas flores.
Siempre han estado cerca y pendientes y con todo el corazón del mundo, para entender y para acompañar.
Mis niñas preciosas, el año pasado fue importante. Sabíamos que era un tiempo para estar juntas, porque después los trabajos, los novios y la cordillera pondrían una separación físico-temporal, pero no pasa nada. Estamos acá las tres, acá o donde sea.
Gracias bonitas, un corazón para las dos.

viernes, diciembre 02, 2005

Serie Ellas II


Una de ellas es francesa, la Otra es chilena.
Las he visto y conversan mucho. En español Otra le cuenta a Una todo y Una escucha a Otra muy atenta.
Cuando teje, Una cuenta en francés porque le sale más fácil. Cuando pinta, Otra pone una cara que me gusta. Está seria pero sin enojo. Está tranquila, siempre pienso que está cantando despacito. Una canta todo el día.
Lo que Una acumula, Otra lo despeja.
Una y Otra son fundamentales para mí.
Una es mi mamá
Otra es mi hermana
Las quiero mucho a las dos

jueves, diciembre 01, 2005

Serie Ellas I


Empiezo con Ellas.
Son tres y tienen la misma edad. Les gustaba comer arroz con tomate en mi cocina.
Este año cada una partió para donde estaba vuelta: Valentina se casó, Pilar se fue al sur con su novio y Catalina cambió de hemisferio y continente.
Son extremadamente diferentes en muchas cosas. Sus historias de amor, sus convicciones, sus familias, sus novios (y marido), sus proyectos... pero son las tres igual de valientes. Cada una está haciendo lo que quería y sentía que debía hacer y lo están haciendo bien. Estoy orgullosa de ellas
Las quiero tanto angels

miércoles, noviembre 30, 2005

A.M


Ocho diechiocho de la mañana. Hay un vientecillo que entra por la ventana y la gata corre de un lado para el otro, como una loca de patio.
Me levanté hace un rato y me demoré menos de lo que pensaba, siempre me pasa cuando me levanto temprano... aproveché para ordenar mi ropa y para empezar a escribir nuevas tonterillas.
Tener un blog demuestra cuán exhibicionistas podemos ser, porque a quién diablos le interesaría saber que me levanté a las siete y media y ordené mi clóset y que mi gata se anda dando vueltas de carnero en el suelo. A nadie, o a todos los que lean esto, que por algo se meten. Pero la
pregunta es por qué yo quiero que alguien sepa. Y la verdad es que no sé.
Es como mantener una bitácora de lo cotidiano y hacerla pública, por alguna razón hacerla pública.
Qué sé yo, qué importa además.
Me pongo zapatos y me voy.



martes, noviembre 29, 2005

Mi casa







Mi casa, aunque me queda poco tiempo acá. En 20 días me voy y entrego este departamento. Estoy empezando a guardar mis cosas en cajas, que quedarán en casas de amigos, hasta mi vuelta a esta linda ciudad.
Tampoco son muchas cosas las que tengo acá. La gran mayoría son papelitos que pego por todas partes y que ahora me tengo que dedicar a sacar, como ya me pasó hace unos meses, cuando tuve que sacar uno por uno, todos los papeles y postales que había pegado con Rosario, en nuestra casa de Arenales.
(todavía no sé usar bien esta cosa y me quedaron todas las fotos chuecas... ya aprenderé... paciencia)
Tengo una gata. Es chica y viene de la calle; me la regalaron hace cinco meses (el 25 de julio) en la Recoleta. Entonces, Shaktí tenía dos meses, muchas pulgas y estaba desnutrida. La tomé en brazos y se me acurrucó en el cuello y de ahí no la pude sacar hasta que llegué a mi casa, y ahora sigue acurrucándose en el cuello cuando quiere dormir.
Es linda, tiene cara de pregunta.
Apareció justo cuando me estaba cambiando de casa y cuando me empezaron a dar ganas de quedarme más tiempo. La gata fue una manera concreta de decir: acá me quedo.
Ahora viene el verano y me la quería llevar de vacaciones a Chile, pero no fue posible hacerlo y la porteña se quedará en su ciudad natal.
¿Se acordará de mí cuando vuelva?